La cultura que nos viene

Alejandro Pachón, in memoriam

El Festival Ibérico de Cine (Badajoz) vivió el pasado domingo el día más triste en sus 30 años de trayectoria. Así lo anunciaba en redes sociales para informar del fallecimiento de su director, Alejandro Pachón Ramírez

Alejandro Pachón.

Alejandro Pachón. / LA CRÓNICA

Olga Ayuso

Se fue escuchando a Morricone, me dijo Álex Pachón por WhatsApp, ese WhatsApp que una no quiere tener que utilizar nunca para dar un adiós, para decir cuánto lo sientes, muchos besos, un abrazo enorme. El miércoles yo había despedido a un señor que nadie conocía, salvo en su pueblo: se le volcó el tractor. En los pueblos, uno deja el negocio, pero no deja el campo, porque, ya lo dijo Luis Chamizo, los campos de la patria y la madre de sus hijos son lo mismo. La patria puede ser tan grande como Monterrubio, Esparragosa, Cabeza, Castuera o Puerto Hurraco -donde comí ese mismo miércoles, porque Puerto Hurraco es un símbolo de la España negra para mucha gente (mucha gente cansina, que se sigue pasando por el pueblo para hacerse fotos porque la estupidez humana es infinita), pero para mí es la casa de la Juli y el Miguel, la Juli hija de la Paula -como Aragorn, hijo de Arathorn, pero sin anillos de por medio- y sus hijos, que me enseñan los Legos de Star Wars y de Harry Potter. Los amigos son esa gente en cuyas casas abres la nevera, recordamos juntos. Aunque haga siete años que no los ves. ¿Llegas a casa, abres la nevera y coges agua? Son amigos. ¿La pides? No lo son. No hay más. Total, que allí estaba yo, en casa de la Juli, antes de irnos de entierro a llorar como los ríos, sin saber que el domingo habría otro, al que no pude asistir porque me puse mala. Sigo mala.

Me enteré por el Facebook, que abrí de casualidad, solo Dios sabe por qué, porque cada vez lo uso menos: «Hoy es el día más triste de estos 30 años de Festival Ibérico de Cine, nuestro querido director, Alejandro Pachón Ramírez, nos ha dejado. No hay palabras para expresar tanto dolor. Gracias, Alejandro por estos años de sabiduría, nuestra deuda será perenne. Un beso enorme para toda su familia. Descansa en Paz». Eso había escrito quien sea que lleve las redes del festival, ahora. Yo se lo dije a Ángel Briz (director del Festival de Cine Inédito de Mérida y amigo cercanísimo -es con quien voy al 90 por ciento de las obras de teatro, las películas y los conciertos-) y a mi hermano Nacho, porque, hace como treinta años, Alejandro hizo que él (que no era ni mayor de edad por aquellos entonces) diera una charla sobre Quentin Tarantino en (creo recordar) la Residencia Universitaria Hernán Cortés.

Ángel Briz es una de las personas más generosas que conozco y, además, tiene una memoria a prueba de bombas que me asombra todos los días. «Somos muchos -escribió ese día 13- los que estamos recordando esta tarde a Alejandro Pachón: su pasión por el cine y la música en el cine, su maestría en la Normal de Badajoz o la Universidad extremeña, sus numerosos libros de cine, sus cómics, sus artículos en periódicos y revistas, su dirección en el Festival Ibérico de Badajoz...».

«He aprendido muchas cosas de él y sus convicciones. La verdad es que para ciertas cosas era muy sabio. Y para otras, pues tenía a mi madre», escribió Álex Pachón.

Yo solo dije: «Qué pena», porque no me salían las palabras. Y recordé esa entrevista en la que comenzamos a hablar del Festival Ibérico de Cine y a los dos minutos estábamos hablando de Tarkovski y de Solaris y de música y de sus mensajes diciéndome: «¿Cuándo me llamas?» Y de su voz, tengo su voz taladrándome la cabeza, y su risa y la primera vez que hablé con él, hace casi veinte años, que le nombré a mi hermano: «Oh, lo que sabe de cine tu hermano», y ahora no sé a quién voy a llamar para el Festival Ibérico, pero qué doloroso va a ser y qué bonito que continúe y qué homenaje bello esperamos, porque Alejandro Pachón se ha ido muy pronto. Mi padre tenía 70 años, él 71, y es muy pronto, y que se te muera un padre es un drama, y que se muera una persona que hace de la sociedad algo mejor es un drama, y contar ciertas noticias también lo es, pero menos mal que no estaba trabajando porque, a ver, no queda bien llorar en la radio en directo.

Escribiendo sí puedo llorar, que es lo que estoy haciendo ahora, porque, total, nadie lo ve. Lo que te voy a echar de menos. Gracias, gracias, gracias. 

TEMAS